viernes, 16 de marzo de 2012

Una pera llega a mí

quiso crecer
hasta ser amarilla y blanca
carne jugosa
le hago una reverencia
con cada mordisco
despacio
para recordar
que no es sólo producto del cultivo
del interés económico
o del trabajo de seres que tal vez
con sus manos recogieron una a una
estas pompas de dulzor

esta pera que a mí llega
es fruto de la vida
que la instó a seguir creciendo
más allá de la flor
sin temer, sin dudar
hasta ser fruta
madura recompensa

qué suerte que no la olvidé en la heladera
que no se puso fea
todo ocurrió a tiempo
mastico agradecida
entera la disfruto
no pienso en otra cosa
entrego mi conjunto de papilas
mi tiempo de morder y de tragar
mi tiempo de comer
ahora
conozco el sabor de dios

1 comentario:

monsieur batata dijo...

conozco el sabor de dios.
esto acaba de abrir una ventana
que no estaba
gracias